Uno de los temas recurrentes en
el cine de temática espacial es el de los viajes a la Luna. Nótese como he
usado el subterfugio "temática espacial" para no emplear el muy
específico término "ciencia ficción". Porque hay que precisar que no
todas las películas del espacio son SF, ya que algunas describen tecnologías
existentes en el momento de su realización. Por ejemplo "Atrapados en el
espacio" (Marooned, 1969) describe
la peripecia de unos astronautas que,
tras cumplir una misión en órbita terrestre, quedan varados en ella debido a la
avería de su vehículo. La película utiliza los modelos y estética del programa
Apolo (y su proyectada continuación Skylab), del cual ya habían tenido lugar
varias misiones a fecha del estreno de la cinta.
Como curiosidad mencionaremos
que también aparece una nave soviética, del tipo Vosjod, aunque no
completamente fiel al original, probablemente porque, en tiempos de un severo
hermetismo de la potencia comunista, los espías occidentales no habían
conseguido aún buenas imágenes del aparato. Hay, sin embargo, una concesión a
la anticipación con el vehículo de rescate que aparece al final, un pequeño
precursor del conocido transbordador espacial. Pero dejémonos de preámbulos y
vayamos al tema:
El cine nos ha mostrado diversas formas de llegar a la Luna, unas más realistas, otras
más improbables, aunque dentro de una tecnología verosímil, y, por último,
otras directamente irreales o fantásticas. Esto en lo que se refiere al viaje
en sí. Lo que se encuentre luego en la
Luna puede ser ya cualquier cosa: desde saltimbanquis
contorsionistas o langostas antropoides hasta piedras arácnidas -con muy mala
uva, por cierto-, pasando por enigmáticos monolitos de unos cuantos milenios de
antigüedad. Todo cabe en la Luna,
pues el polvoriento satélite ha sido inspiración de las fantasías de los
humanos desde que el mundo es mundo, y nunca mejor dicho, ya que, según las
teorías más aceptadas, ambos astros, Tierra y Luna, se formaron al mismo
tiempo.
Los "astronautas" saludan a la Tierra |
La famosa imagen del "alunizaje" en la cara lunar y un retrato de Méliès
El más antiguo de los intentos de conquistar la Luna desde el mundo del
celuloide es esa pequeña joya llamada, precisamente, "Viaje a la Luna"(Voyage dans la Lune, 1902) del pionero
Georges Méliès, en el que unos científicos un tanto decimonónicos y
trasnochados vuelan en una especie de bala de cañon a un teatral satélite, en
el que una corte de soliviantados y vaporosos personajes les ponen las cosas
difíciles. Ni que decir tiene que la idea de la bala se toma prestada del
visionario Julio Verne, que, al igual que su adepto, parecía tener una fe ciega
en el alcance de las piezas de artillería.
“Una mujer en la Luna” (Frau in Mond, 1929), del genio alemán Fritz Lang, ya se hace eco de
lo que sería el medio de transporte que haría posible, en la realidad, el
dichoso viaje: el cohete. Con una aproximación bastante real al funcionamiento
de dichas máquinas, gracias al asesoramiento de expertos en cohetería, reflejaba incluso, aunque de
forma rudimentaria, el concepto del cohete por etapas, que a la larga supondría
el futuro de los viajes translunares. Claro que para una película es mucho más
estético un ahusado y bruñido cohete, que ese gigantesco puzzle que luego
quedaba reducido a una pequeña
capsulita, como era el caso del colosal Saturno V. La idea del cohete de
una pieza apareció en la por otros conceptos realista cinta “Con destino a la Luna (Destination Moon, 1950)
y en las aventuras de Tintín, que también hizo su excursioncita lunar y cuyo
característico cohete rojo con cuadros blancos es también, hoy por hoy, un
icono del retrofuturismo.
También en la década de los cincuenta del pasado siglo se revisó el
imaginario de Verne, realizándose una versión cinematográfica de su "De la Tierra a la Luna" (From Earth to
Moon, 1958) a cargo del director Byron Haskin. Una cinta sin más pretensiones
que trasladar al celuloide las aventuras narradas por el imaginativo nantés.
Parece que un sector de los visionarios de los vuelos espaciales no
confiaba mucho en las posibilidades de la mecánica y la física aplicadas para
dar soporte a tamaño viaje, y se decantaban por inventar algo nuevo,
maravilloso y casi mágico para poder
realizarlo sin tener que dar demasiadas explicaciones. Ese es el caso de la
"cavorita", una especie de material o aleación antigravitacional que
permite a "Los primeros hombres en la Luna"(First
men on the Moon, 1963) ser precisamente eso, para decepción de los
astronautas contemporáneos que, cuando se presentan en el desolado satélite,
orgullosos de su hazaña, descubren los restos de la antigua expedición
británica comandada por el Dr. Joseph Cavor, y, de paso, descubren también que
han llegado sesenta y tantos años tarde para ser considerados los primeros.
Hay un antes y un después en la cinematografía fantacientífica, en el
cine, en general, y yo diría que incluso en la propia historia … hay, como
digo, un antes y un después de “2001, odisea en el espacio” (2001, a space odissey, 1968). Esta es una obra
maestra que sin estar dedicada exclusivamente a los viajes a la Luna, toca ese tema, como
toca tantos otros y en los que, además, podría decirse que sienta cátedra. No
voy a extenderme en hablar sobre esta película, ya que le dedico una serie de
artículos en este mismo sitio y a ellos me remito. Sólo diré que trata de
forma absolutamente realista, científica, pormenorizada y sumamente didáctica, aspectos como el viaje a la Luna, su exploración y su
colonización, además de añadir algún descubrimiento sorprendente.
Después de eso solo quedaba ir a la Luna de verdad, lo cual se hizo mediante el
famosísimo programa Apolo en una de las epopeyas más impresionantes que la Humanidad haya presenciado.
Y precisamente esta hazaña sirvió de inspiración a películas posteriores que no
hicieron sino recrear algunos episodios azarosos de la misma, como la odisea
del Apolo 13 (Apollo 13, 1995), o
buscar improbables ramificaciones de la misma con supuestas misiones secretas (Apollo 18, 2011). También recientemente, “Moon”
(Moon, 2009) nos devuelve a los
desolados paisajes lunares, por donde también transitamos brevemente al inicio
de Transformers III y en los primeros minutos de esa curiosa locura llamada
Iron Sky.
Otra película del espacio que no trata sobre la Luna pero que,
inesperadamente, acaba en ella, es “Jinetes del espacio” (Space cowboys, 2000 ) en la que uno de los personajes, viejo
astronauta frustado por no haber conseguido su sueño de participar en alguno de
los alunizajes del Apolo, debiendo alejar un peligroso satélite a la deriva,
que pone en peligro a sus compañeros, decide pilotarlo personalmente hacia la Luna en un vuelo suicida sin retorno. La película, que, por otra
parte, no me parece gran cosa, se redime con este encantador final, en el que
el viejo astronauta yace plácidamente a la sombra de una roca lunar, agotando
su reserva de aire, pero feliz al fin por haber logrado su sueño, mientras
suena alegremente el "Fly me to the Moon", de Frank Sinatra.
Reportajes publicados:
Siete minutos de terror...y cincuenta años de exploración marciana
Viajes a la Luna desde una butaca (de cine)
La conquista de Venus y Marte (I)
La conquista de Venus y Marte (II)
Reportajes publicados:
Siete minutos de terror...y cincuenta años de exploración marciana
Viajes a la Luna desde una butaca (de cine)
La conquista de Venus y Marte (I)
La conquista de Venus y Marte (II)
Me ha encantado esta entrada, por el repaso que haces de pelis que me encantan, aportando, como siempre, ideas y datos muy interesantes.
ResponderEliminarAdemás, me parece muy acertada la distinción entre "películas de temática espacial" y "películas de ciencia-ficción".
Gracias, como siempre, por tus benévolos comentarios. Es uno de mis temas favoritos. Y recuerdo que, de pequeño, disfrutaba como un enano viendo estas pelis. Hoy, algunas de ellas quizá hayan envejecido, pero si las vemos con los ojos de aquella época entenderemos que parte de lo que hoy somos y sabemos, se lo debemos a aquello que vimos y disfrutamos entonces...
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada. Estupenda :-)
ResponderEliminarMuchas gracias por tu amable comentario, MJ, y me alegro de que te haya gustado la entrada. Bienvenida a este humilde blog y espero que vuelvas por aquí en alguna otra ocasión.
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