sábado, 2 de marzo de 2013

Viajes a la Luna desde una butaca (de cine)



  Uno de los temas recurrentes en el cine de temática espacial es el de los viajes a la Luna. Nótese como he usado el subterfugio "temática espacial" para no emplear el muy específico término "ciencia ficción". Porque hay que precisar que no todas las películas del espacio son SF, ya que algunas describen tecnologías existentes en el momento de su realización. Por ejemplo "Atrapados en el espacio" (Marooned, 1969) describe  la peripecia de unos astronautas que, tras cumplir una misión en órbita terrestre, quedan varados en ella debido a la avería de su vehículo. La película utiliza los modelos y estética del programa Apolo (y su proyectada continuación Skylab), del cual ya habían tenido lugar varias misiones a fecha del estreno de la cinta.


 Como curiosidad mencionaremos que también aparece una nave soviética, del tipo Vosjod, aunque no completamente fiel al original, probablemente porque, en tiempos de un severo hermetismo de la potencia comunista, los espías occidentales no habían conseguido aún buenas imágenes del aparato. Hay, sin embargo, una concesión a la anticipación con el vehículo de rescate que aparece al final, un pequeño precursor del conocido transbordador espacial. Pero dejémonos de preámbulos y vayamos al tema:

  El cine nos ha mostrado diversas formas de llegar a la Luna, unas más realistas, otras más improbables, aunque dentro de una tecnología verosímil, y, por último, otras directamente irreales o fantásticas. Esto en lo que se refiere al viaje en sí. Lo que se encuentre luego en la Luna puede ser ya cualquier cosa: desde saltimbanquis contorsionistas o langostas antropoides hasta piedras arácnidas -con muy mala uva, por cierto-, pasando por enigmáticos monolitos de unos cuantos milenios de antigüedad. Todo cabe en la Luna, pues el polvoriento satélite ha sido inspiración de las fantasías de los humanos desde que el mundo es mundo, y nunca mejor dicho, ya que, según las teorías más aceptadas, ambos astros, Tierra y Luna, se formaron al mismo tiempo.

Los "astronautas" saludan a la Tierra

   La famosa imagen del "alunizaje" en la cara lunar y un retrato de Méliès
   

  El más antiguo de los intentos de conquistar la Luna desde el mundo del celuloide es esa pequeña joya llamada, precisamente, "Viaje a la Luna"(Voyage dans la Lune, 1902) del pionero Georges Méliès, en el que unos científicos un tanto decimonónicos y trasnochados vuelan en una especie de bala de cañon a un teatral satélite, en el que una corte de soliviantados y vaporosos personajes les ponen las cosas difíciles. Ni que decir tiene que la idea de la bala se toma prestada del visionario Julio Verne, que, al igual que su adepto, parecía tener una fe ciega en el alcance de las piezas de artillería.


“Una mujer en la Luna” (Frau in Mond, 1929), del genio alemán Fritz Lang, ya se hace eco de lo que sería el medio de transporte que haría posible, en la realidad, el dichoso viaje: el cohete. Con una aproximación bastante real al funcionamiento de dichas máquinas, gracias al asesoramiento de expertos  en cohetería, reflejaba incluso, aunque de forma rudimentaria, el concepto del cohete por etapas, que a la larga supondría el futuro de los viajes translunares. Claro que para una película es mucho más estético un ahusado y bruñido cohete, que ese gigantesco puzzle que luego quedaba reducido a una pequeña  capsulita, como era el caso del colosal Saturno V. La idea del cohete de una pieza apareció en la por otros conceptos realista cinta “Con destino a la Luna (Destination Moon, 1950) y en las aventuras de Tintín, que también hizo su excursioncita lunar y cuyo característico cohete rojo con cuadros blancos es también, hoy por hoy, un icono del retrofuturismo.


  También en la década de los cincuenta del pasado siglo se revisó el imaginario de Verne, realizándose una versión cinematográfica de su "De la Tierra a la Luna" (From Earth to Moon, 1958) a cargo del director Byron Haskin. Una cinta sin más pretensiones que trasladar al celuloide las aventuras narradas por el imaginativo nantés.


  Parece que un sector de los visionarios de los vuelos espaciales no confiaba mucho en las posibilidades de la mecánica y la física aplicadas para dar soporte a tamaño viaje, y se decantaban por inventar algo nuevo, maravilloso y  casi mágico para poder realizarlo sin tener que dar demasiadas explicaciones. Ese es el caso de la "cavorita", una especie de material o aleación antigravitacional que permite a "Los primeros hombres en la Luna"(First men on the Moon, 1963) ser precisamente eso, para decepción de los astronautas contemporáneos que, cuando se presentan en el desolado satélite, orgullosos de su hazaña, descubren los restos de la antigua expedición británica comandada por el Dr. Joseph Cavor, y, de paso, descubren también que han llegado sesenta y tantos años tarde para ser considerados los primeros.


  Hay un antes y un después en la cinematografía fantacientífica, en el cine, en general, y yo diría que incluso en la propia historia … hay, como digo, un antes y un después de “2001, odisea en el espacio” (2001, a space odissey, 1968). Esta es una obra maestra que sin estar dedicada exclusivamente a los viajes a la Luna, toca ese tema, como toca tantos otros y en los que, además, podría decirse que sienta cátedra. No voy a extenderme en hablar sobre esta película, ya que le dedico una serie de artículos en este mismo sitio y a ellos me remito. Sólo diré que trata de forma absolutamente realista, científica, pormenorizada y  sumamente didáctica, aspectos como el viaje a la Luna, su exploración y su colonización, además de añadir algún descubrimiento sorprendente.


  Después de eso solo quedaba ir a la Luna de verdad, lo cual se hizo mediante el famosísimo programa Apolo en una de las epopeyas más impresionantes que la Humanidad haya presenciado. Y precisamente esta hazaña sirvió de inspiración a películas posteriores que no hicieron sino recrear algunos episodios azarosos de la misma, como la odisea del Apolo 13 (Apollo 13, 1995), o buscar improbables ramificaciones de la misma con supuestas misiones secretas (Apollo 18, 2011). También recientemente, “Moon” (Moon, 2009) nos devuelve a los desolados paisajes lunares, por donde también transitamos brevemente al inicio de Transformers III y en los primeros minutos de esa curiosa locura llamada Iron Sky.


  Otra película del espacio que no trata sobre la Luna pero que, inesperadamente, acaba en ella, es “Jinetes del espacio” (Space cowboys, 2000 ) en la que uno de los personajes, viejo astronauta frustado por no haber conseguido su sueño de participar en alguno de los alunizajes del Apolo, debiendo alejar un peligroso satélite a la deriva, que pone en peligro a sus compañeros, decide pilotarlo personalmente hacia la Luna en un vuelo suicida  sin retorno. La película, que, por otra parte, no me parece gran cosa, se redime con este encantador final, en el que el viejo astronauta yace plácidamente a la sombra de una roca lunar, agotando su reserva de aire, pero feliz al fin por haber logrado su sueño, mientras suena alegremente el "Fly me to the Moon", de Frank Sinatra.




Reportajes publicados:
Siete minutos de terror...y cincuenta años de exploración marciana 
Viajes a la Luna desde una butaca (de cine) 
La conquista de Venus y Marte (I)  
La conquista de Venus y Marte (II)

4 comentarios:

  1. Me ha encantado esta entrada, por el repaso que haces de pelis que me encantan, aportando, como siempre, ideas y datos muy interesantes.
    Además, me parece muy acertada la distinción entre "películas de temática espacial" y "películas de ciencia-ficción".

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  2. Gracias, como siempre, por tus benévolos comentarios. Es uno de mis temas favoritos. Y recuerdo que, de pequeño, disfrutaba como un enano viendo estas pelis. Hoy, algunas de ellas quizá hayan envejecido, pero si las vemos con los ojos de aquella época entenderemos que parte de lo que hoy somos y sabemos, se lo debemos a aquello que vimos y disfrutamos entonces...

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  3. Me ha encantado la entrada. Estupenda :-)

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    1. Muchas gracias por tu amable comentario, MJ, y me alegro de que te haya gustado la entrada. Bienvenida a este humilde blog y espero que vuelvas por aquí en alguna otra ocasión.

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