sábado, 9 de marzo de 2013

El beso del Príncipe (IV parte)



  
Prince penetró en una estancia en penumbras en la que era difícil distinguir algún detalle. Encendió las lámparas de su casco y pudo entonces observar que el techo y las paredes evidenciaban la forma cupular de la edificación –o de lo que quizá fuera una nave desde hace tiempo varada- y estaban cubiertas de lo que podrían ser extraños instrumentos o aparatos de finalidad desconocida. Prince avanzó hacia el centro de la sala manteniéndose en un estrecho pasillo que se hallaba flanqueado por lo que parecían placas o trampillas que no se atrevió a pisar, temiendo que pudieran abrirse bajo su peso. Cual si atravesara un campo de minas, siguió avanzando hacia el centro de la estancia hasta hallarse en un espacio circular bañado por una tenue luz cenital cuyo origen no pudo vislumbrar. Entonces distinguió como, a lo que ahora le parecía una enorme distancia, la puerta por la que había entrado se cerró con un suave sonido de deslizamiento, seguido de un inquietante chasquido.

  Antes de que pudiera empezar a preocuparse por su situación, un silbido se hizo audible en torno suyo, se encendieron algunas luces y los indicadores de su traje empezaron a mostrar lecturas sobre el ambiente externo. Echó un vistazo al display colocado en su antebrazo y pudo comprobar que el nivel de oxígeno y la presión se situaban en cotas similares a las de la atmósfera terrestre. Pausadamente liberó entonces los cierres de la visera de su yelmo y, entreabriéndola un poco, inhaló con precaución una pequeña bocanada de aire. Parecía bueno. Se relajó un poco y miró a su alrededor. Bien, quizá muriera atravesado por un láser, o devorado por alguna de aquellas trampas –así las imaginaba- que cubrían la casi totalidad del suelo. Quizá sucumbiera al hambre o al aburrimiento. Pero, al parecer,  no moriría asfixiado.

  En aquel momento, una serie de chirridos de estática le advirtieron que su radio cobraba vida:

  -Prince, aquí control. Recibida primera comunicación. Por las lecturas parece que todo ha ido bien. Hemos visto las imágenes de la cúpula. Esperamos al próximo comunicado para evaluar la situación. Harrier 2 está llegando. Es una decisión que se tomó posteriormente. Si encuentras a alguien allí tendrás que intentar traértelo a casa. En cualquier caso, sugerimos un descanso, ya que debes llevar más de tres horas de EVA. Vuelve al módulo e intenta dormir un poco. Prince, aquí control.

  En el ulterior silencio, Prince quedó meditando en el centro de aquella extraña sala. De modo que mandaban otra nave . Era lógico. En la suya solo había sitio para uno. ¿Pero cómo demonios iba a convencer a un alienígena para que le acompañara? Se presentaba un duro trabajo y se dio cuenta entonces de lo cansado que estaba. Su cuerpo, después de varios años de letargo, no aguantaría mucho más a pie firme. Decidió aceptar la sugerencia de tomarse un descanso y enfiló hacia la puerta. Era de esperar que hubiera un botón de apertura también a este lado. 

continuará 



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2 comentarios:

  1. ¿Cómo que "Era de esperar que hubiera un botón de apertura también a este lado"?
    ¿Y lo dejas ahí? Pobre Prince, pero quienes leemos esto también sufrimos lo nuestro, ¿eh?

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  2. Quizá todo el recorrido es una prueba para decidir si es apto para...no puedo seguir contando...Si Prince olvidó comprobar la existencia de un botón para salir antes de meterse allí, es su problema. Hay que andar "espabilao" cuando uno se mete a explorar el cosmos, ya lo decía Tarkovsky. Lo que pasa es que el protagonista está con la resaca de los cinco años de viaje a Saturno. No se le puede pedir más...

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