2014 AA, así se llama el
angelito. Es pequeño, del tamaño de un coche, más o menos, pero ello implica una
masa de roca de muchas toneladas.
Afortunadamente, cayó sobre el
mar, en medio del Atlántico, a unos 3000 kilómetros de
la costa de Venezuela.
Sin embargo, lo inquietante del
asunto es que, aunque el asteroide fue descubierto con antelación -por el
reconocido meteor hunter Richard
Kowalski-, nadie previó que iba a chocar contra la Tierra. Así, unas 20
horas después de su avistamiento telescópico, se produjo el inesperado impacto.
Según la noticia publicada en SKY
& TELESCOPE "Small Asteroid 2014 AA Hits Earth” (“El pequeño asteroide 2014 AA
golpea la Tierra”):
" Descubierto durante la pasada Nochevieja con un telescopio de Arizona,
un pequeño asteroide impactó contra la Tierra en algún lugar del Océano Atlántico -
pasando inadvertido- 21 horas más tarde”.
Esto es un buen recordatorio para
todos aquellos que confían en el sistema de vigilancia antimeteoritos con esa
fe en que la tecnología actual nos permite anticipar con tiempo suficiente
cualquier posible impacto de estas rocas espaciales. Al parecer no siempre es
así, y no siempre se puede saber el lugar del choque, ni si este va a tener
lugar o no.
Lo único que nos puede dar algo de tranquilidad es que las probabilidades de una colisión realmente peligrosa son escasísimas (del orden de una vez cada 100 años).
Lo único que nos puede dar algo de tranquilidad es que las probabilidades de una colisión realmente peligrosa son escasísimas (del orden de una vez cada 100 años).
“Era Nochevieja, pero esto no fue
motivo para que el observador R. Kowalski dejase de explorar el cielo en busca
de NEOs (Objetos Cercanos a la
Tierra).
No llevaba mucho tiempo
utilizando el telescopio de 60
pulgadas del Observatorio Monte Lemmon de Arizona,
cuando observó un punto luminoso de magnitud 19 atravesar el cielo al norte de
Orión en una serie de 7 imágenes iniciada a las 11:18 hora local (6:18 UTC del
1 de Enero o 18:18 GTM del 31 de Diciembre). Tras confirmar que se trataba de
un nuevo hallazgo, Kowalsky envió los datos de tiempo y posición al Centro de
Planetas Menores (MPC) de la IAU
(Unión Astronómica Internacional). Después continuó con sus observaciones.
Así fue como el telescopio
reflector Mount Lemmon, parte de la red de Exploración Celeste Catalina,
descubrió el 2014 AA, primer asteroide encontrado en el presente año.
Pero en ese momento ni Kowalski
ni nadie advirtió que el pequeño intruso estaba a solo 300 mil millas (500 mil
km.) de la Tierra,
y que se acercaba rápidamente".
¿Podría este 2014 AA, haber
provocado realmente daños considerables de haber caído en zonas pobladas?
Probablemente sí, porque según el
articulista que reporta el hecho, la potencia del impacto de este pedrusco
hubiera sido equivalente a una explosión de entre 500 y mil toneladas de TNT, lo cual, si bien no es nada comparable con la capacidad destructiva de los artefactos
que se guardan en los mortíferos arsenales de las potencias nucleares, sí hubiera
sido suficiente para causar graves daños
a una población desprevenida. En cualquier caso, como dice Peter Brown de la Western Ontario University, no alcanzaba
la importancia del objeto de Chelyabinsk.
Nadie lo vio caer.
Según anunció al día siguiente el
MPC, y gracias a los datos aportados por mediciones sismográficas y de infrasonidos,
es “virtualmente cierto” que 2014AA golpeó la Tierra.
Una primera estimación del Jet
Propulsion Lab, establecía un rango de impacto que se extendería entre América
Central y África Oriental. El suceso habría tenido lugar al filo de las 2:30
UTC del día 2 de Enero. Mediciones posteriores, más exactas, obtenidas por la combinación
de los datos de tres estaciones de captación de infrasonidos, indicaban que el
objeto se habría zambullido en la atmosfera terrestre cerca de la posición 40° oeste,
12° norte, a unos 3000
kilómetros al este de Caracas. 2014AA era demasiado
pequeño para llegar intacto a la superficie terrestre, pero debió crear, a su
paso, una llamativa bola de fuego. Sin embargo, parece ser que en la zona del
impacto no había ningún barco ni avión. "Nadie ha reportado un avistamiento",
declararon los responsables de la Meteoroid Environment
Office de la NASA. Según
los expertos del MPC transcurrió muy poco tiempo entre la primera observación y
el impacto, cosa poco frecuente, ya que en otras ocasiones ha sido posible
rastrear el meteorito e incluso recuperar fragmentos del mismo, para su
posterior estudio.
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