Gemini 5.
“Eight days or bust (8 días o fracaso)”. Este
es el lema o slogan que se le ocurrió al veterano de Mercury Leroy “Gordo”
Cooper cuando fue seleccionado para el tercer vuelo del programa de los
gemelos.
Y es que el objetivo principal del
mismo era “aguantar” en el espacio el tiempo equivalente al del futuro viaje a la Luna (entre ida, vuelta y
estancia en aquel parque temático de la soledad y la astrogeología).
Subidos al morro de un Titán II,
Gordon Cooper y su compañero Charles “Pete” Conrad se elevaron a los cielos de
Cabo Cañaveral en la mañana del 21 de Agosto de 1965. Para Cooper este fue su
segundo y último vuelo y el primero para Conrad, que algunos años después
desembarcaría en la Luna
como comandante del Apolo XII, aunque previamente tendría tiempo aún de volar
en otra misión Gemini, como veremos más adelante. También participó en el
Programa Skylab.
Imagen de Cabo Cañaveral tomada por la Gemini 5 |
Una vez realizado con éxito por
sus predecesores el primer paseo espacial, objetivo tan técnico como mediático,
otros importantes aspectos de la preparación de los vuelos lunares eran, como
se ha dicho, analizar la resistencia de los astronautas para el “largo” vuelo
al satélite y ensayar la cita espacial, maniobra esencial para el éxito de la
empresa ya que, a aquellas alturas, el perfil de misión que se había
establecido como más plausible era el de “encuentro en órbita lunar” (LOR:
Lunar Orbit Rendezvous). Sobre el papel, era un bonito juego aquello de acoplar
y desacoplar módulos, tanto durante el viaje de ida como en la órbita de
regreso. Pero en la realidad, nadie sabía como hacerlo. Hasta que lo
practicaron con las naves Gemini. Estas no tenían dispositivo de atraque, pero
sí podían realizar citas cercanas y vuelos en formación. También disponían de
aparatos y pecios para utilizar como objetivo de cita espacial. Recuérdese que
el Gemini 4 intentó acercarse a la desechada etapa final del Titan que los
llevó arriba como ensayo de esta maniobra, aunque fracasó en el intento. Más
tarde se lanzarían, sincronizadamente con las Gemini, las naves automáticas
Agena, que servirían de target para
maniobras de acoplamiento real. Pero en el caso que nos ocupa, Gemini 5
transportaba un pequeño aparato que sería lanzado desde la propia cápsula y que,
a modo de baliza, serviría como objetivo para un encuentro en órbita. Era el
REP (Radar Evaluation Pod; algo así como “cápsula para pruebas de radar”). Sin
embargo, debido a dificultades con el suministro de energía, este experimento
fue cancelado. Más tarde, con el problema solucionado, se realizó una “cita fantasma
–phantom rendezvous-”, maniobrando la nave para alcanzar un punto en el espacio
preestablecido al efecto. En general, los objetivos de la misión se dieron por
alcanzados, aunque hubo mucho de aburrimiento en aquel periodo de casi ocho
días con poco que hacer y encerrados en un “cubo de basura”, según palabras del
mordaz Pete Conrad ("Eight days in a garbage can."). También debemos
al bueno de Pete otra perla acerca de la misión. Se dice que, a la vuelta,
comentó que, de haberlo sabido, se hubiera llevado algún libro para leer.
Conrad y Cooper bromean a su regreso |
Por supuesto, este vuelo
estableció un nuevo record de permanencia en el espacio, superando el de la Vostok 5, con la que
Bykovsky voló durante cinco días.