lunes, 28 de abril de 2014

Día de sol en Rea

Rhea: la cara visible desde Saturno

Noticias del espacio XVIII. 

Día de sol en Rea
  Cerca del plenilunio, Rhea brilla a la luz del Sol en esta reciente imagen obtenida por la nave Cassini. Rhea (con 949 millas o 1527 kilómetros de diámetro) es la segunda luna de Saturno por tamaño.
El terreno iluminado que aquí se contempla pertenece al hemisfario de Rhea que mira a Saturno. En la imagen, el polo norte de Rhea está arriba pero inclinado 43 grados hacia la izquierda. La imagen fue tomada en luz visible con la cámara de ángulo estrecho de la Cassini el 10 de Septiembre de 2013.
La vista fue obtenida a una distancia aproximada de 990,000 millas (1,6 millones de kilometros) de Rhea. La escala de la imagen es de 6 millas (9 kilómetros) por pixel.
La misión Cassini-Huygens es un proyecto cooperativo de la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Italiana. El JPL (Jet Propulsion Laboratory – Laboratorio de Propulsión a Chorro), una división del Instituto de Tecnología de California (Cal Tech) de Pasadena, dirige la misión para el Consejo de Administración de Misiones Científicas de la NASA, Washington D.C. El orbitador Cassini y sus dos cámaras de a bordo fueron diseñados, desarrollados y montados en el JPL. El centro de operaciones de imágenes tiene su sede en el Instituto de Ciencias del Espacio de Boulder, Colorado.
Para más información acerca de la misión Cassini-Huygens, visite
http://www.nasa.gov/cassini and http://saturn.jpl.nasa.gov. The Cassini imaging team homepage is at http://ciclops.org
Image Credit: NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute


Saber más:
Los satélites de Saturno:

sábado, 5 de abril de 2014

Un mundo por descubrir (II)

La biblioteca oculta de Zöor (XI): Un mundo por descubrir  (II)

 

  La primera de ellas es el hecho, que ya mencioné anteriormente, de que si tenemos en cuenta los cálculos de Eratóstenes, el mapa de Toscanelli no serviría para hacerse una idea de la verdadera distancia hasta las tierras del extremo Oriente. Aunque esta visión arrojaría cierto pesimismo de cara al éxito de la empresa, no podemos dejar de tenerla en cuenta. Con estos cálculos, el mar Océano se dilataría hasta casi el doble de la apreciación más favorable, y, sin conocer qué condiciones, qué vientos o qué ignotos peligros acecharían en sus más remotos dominios, sería en extremo arriesgado el emprender la aventura.
  La ignorancia de los antiguos les llevó a pensar que un innombrable abismo se tragaba las aguas del océano al llegar a sus confines. Y que desconocidos monstruos acechaban al incauto marino que osara navegar por  esas aguas. La razón nos dice que nada de eso es posible. Pero una pobre carabela, abandonada a su destino en esa inmensidad, quien sabe si detenida en una angustiosa e interminable calma, o zarandeada por terribles tormentas, quizá sucumbiera, y con ella toda su desgraciada tripulación, a una fatal agonía o a un mortal desastre.