-El Proyecto
Manhattan nos permitirá ser los primeros en disponer de armas nucleares, pero
se trata de una carrera contra reloj, ya que rusos y alemanes estan
involucrados a su vez en investigaciones similares.
“Por otra parte,
las informaciones que nos llegan de nuestros infiltrados en Peenemünde, nos
alertan sobre grandes avances en la puesta a punto de cohetes o, como los
llaman allí, bombas volantes”.
Uno de los hombres
sin rostro hablaba pausadamente, desgranando con lenguaje preciso y sin inflexiones
el informe que su interlocutor estaba ávido de escuchar. La habitación,
deliberadamente mantenida en casi total oscuridad, protegía el anonimato de
ambos hombres. Estos tenían un perfecto
conocimiento mutuo de sus actividades y trabajos y se habían entrevistado en
ocasiones anteriores, pero nunca habían mostrado su rostro uno al otro, ni dado
a conocer sus nombres verdaderos. En caso de caer en manos enemigas, sería
imposible que se delataran. Solo podrían dar un nombre en clave.
El informador continuó
hablando:
-Los aliados, por
tanto, dispondrán de bombas atómicas que
tendrán que ser lanzadas desde bombarderos convencionales, con el riesgo que
ello implica. Pueden ser detectados y derribados. Ello obligará a seleccionar
blancos no demasiado relevantes desde el punto de vista militar, lo que
provocará un elevado número de bajas civiles. Esto puede dar lugar a un debate político que perjudicará nuestra
imagen.
“Pero el peor
escenario posible es el siguiente:
Según parece, los
alemanes pronto estarán en disposición de bombardear objetivos aliados desde
las costas francesas con las V1 y V2: Londres y todo el sur de Inglaterra, a apenas 300 km, están a su alcance. Y el siguiente paso
será el misil intercontinental. Esta guerra va a ser muy larga. La Alemania nazi sacrifica a
decenas de miles de jóvenes reclutas para conseguir tiempo, para prolongar la guerra
hasta tener a punto un arma definitiva. Inalcanzable por los medios
interceptores habituales el A9/A10, un supermisil de dos etapas, podría
alcanzar Nueva York (y probablemente San Francisco, lanzándolo desde Japón)
provocando no solo daños, sino también el pánico en la sociedad americana. Con
ello quizá podrían ganar la guerra. Pero de lo que no cabe duda
es de que si, además, consiguen la bomba nuclear, nada podrá impedir su
victoria”.
“En la Biblioteca oculta hay
libros que muestran como fabricar este tipo de armas y otros muchos.
Hablan del Apocalipsis a través de la guerra atómica, química o bacteriológica. El Führer siempre fue muy aficionado al ocultismo y al estudio de mitos ancestrales, pero desde que él y sus colaboradores más cercanos oyeron hablar de estos libros, están convencidos de que deben encontrarlos, pues en ellos hallarán las claves para la victoria”.
Hablan del Apocalipsis a través de la guerra atómica, química o bacteriológica. El Führer siempre fue muy aficionado al ocultismo y al estudio de mitos ancestrales, pero desde que él y sus colaboradores más cercanos oyeron hablar de estos libros, están convencidos de que deben encontrarlos, pues en ellos hallarán las claves para la victoria”.
El informador concluyó
con estas palabras su preámbulo y se dispuso a escuchar las preguntas del otro
hombre:
-¿Y qué
posibilidades hay de ello?
-Los nazis están
dedicando una ingente cantidad de recursos a este tipo de investigaciones -respondió
el espía-. Tienen comandos mixtos (militares y técnicos) repartidos por todo el
mundo. En Egipto buscan el Arca de la Alianza (que según algunos estudiosos de la Biblia es algún tipo de
máquina alienígena), en Siberia tienen gente infiltrada buscando restos del
objeto de Tunguska; también en las ruinas mayas e incas. Incluso algún
descerebrado coronel SS está buscando la fuente de la vida eterna en Asia
Central para ofrecer una "larga
vida al Führer", literalmente. Y ahora se estan moviendo hacia la selva amazónica.
-¿Qué ha descubierto
en torno al caso de La
Biblioteca?
-Durante casi
cuarenta años un tal Profesor Weitzmann estuvo investigando sobre unos antiguos
libros de origen desconocido que, de alguna manera, habían sido distribuidos
por el mundo en épocas remotas. Estos, supuestamente, contienen información
sobre tecnologías y hechos futuros y sobre cuestiones sobre las que la Humanidad en su conjunto
no tiene conocimiento. Weitzmann encontró algunos de estos libros, a veces
inocentemente camuflados en antiguas bibliotecas medievales, probablemente
copiados por monjes ignorantes de su ancestral origen y significado. Cuando Weitzmann
pudo, de manera incompleta seguramente, captar el significado de algunos de los
textos, se dio cuenta de que tenía algo muy grande entre manos. Casi en
secreto, dedicó el resto de su vida y energías a investigar y recuperar más de
estos libros. Aquello se convirtió en una obsesión para él. Al final de su vida
había conseguido reunir cientos, quizá miles de libros y comprendió que debía
ocultarlos a la sociedad, porque temía que en su época podían representar un
peligro para la misma.
Weitzmann murió en
1905 pero al parecer dejó encargado a algún colega de su confianza la misión de
ocultar la temible colección.
He podido
averiguar también que, unos años más tarde, un desvencijado mercante partió
hacia Brasil con un cargamento aparentemente vulgar, pero que iba fuertemente
custodiado por una tropa de mercenarios. Arribaron a Manaos, en el curso medio
del Amazonas y a partir de allí se
pierde su pista, pero es fácil imaginar que remontaron el río en barcazas para
más tarde internarse en la selva.
Hay un curioso
personaje, no muy conocido, pero que al parecer fue un hábil explorador de la selva amazónica, un tal
Ludwig Zöor, que fue el encargado de comandar aquella expedición.
-Por tanto, el
siguiente paso de los alemanes será buscar el lugar donde se oculta la Biblioteca.
-Si, y me temo que
saben donde buscar, ya que la
Gestapo consiguió arrestar e interrogar al menos a uno de los
iniciados que colaboraron en su día con Weitzmann o alguno de sus seguidores.
Supongo que no dudarían en emplear la tortura para conseguir la información.
-¿Cómo estaremos
al tanto de los avances del equipo que irá a Brasil?
-Tengo a una
persona infiltrada en el grupo. No ha sido fácil. Mis contactos en el
Ministerio de Propaganda han trabajado
al límite. La suerte es que hay mucha gente en Alemania que en realidad odia a
los nazis y todo el dolor que han traído a su país.
- ¿Como podrá esa
persona comunicarse con usted?
Evidentemente, yo también voy a ir. He formado un buen
comando y los vamos a seguir de cerca. Ah, sé cual es su siguiente pregunta.
Pero prefiero no hablar del coste de la operación. No creo que le gustara
oirlo.
Bueno, se supone que los nazis no encontraron la Biblioteca Oculta... una biblioteca que es un peligro para sí misma... interesting...
ResponderEliminarO quizá sí la encontraron...Pero es verdad lo que dices: es un peligro para sí misma, porque antes de caer en "malas manos"...
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