miércoles, 8 de mayo de 2013

Intro XXIV

"...no se diferenciaba gran cosa de algunos de los rincones más vulgares e inhóspitos de la Vieja Tierra."

    -Por supuesto. Aquellos bichos del infierno. Y sus ceremonias de enfriamiento. En realidad eran unas criaturas encantadoras.
  -Y recordarás que utilizaban unas gemas que en realidad eran contenedores de dióxido de carbono que en contacto con el aire se sublimaba formando la niebla de hielo seco. Ahora imagina un contenedor similar, en forma de pequeño diamante, pero con un filtro que libera su carga de CO2 muy poco a poco, de manera que aporta a la planta que esta a su lado la cantidad suficiente de dicho gas en una atmósfera enrarecida cuyo nivel del mismo escasee o no sea suficiente.
  -Pero, ¿qué me dices de una planta...?
  -¿Has observado bien tu "moneda..."?
  Con mirada circunspecta tanteé la moneda en mi bolsillo, la extraje, y me quedé contemplándola en la palma de mi mano.
  -Esa moneda solo lo es en el sentido de que ha servido como pago a tu trabajo. En realidad es una cápsula de iniciación de procesos vitales, es decir, una pequeña masa compacta de tierra y nutrientes con una semilla de Genesia crescentis. Cuando se deposita en tierra, interactúa con el suelo circundante, provocando reacciones químicas que facilitan la formación de los compuestos minerales que necesita la planta. Pero incluso aunque el suelo fuera muy árido podría mantener a la planta durante un largo periodo de tiempo...Esta, como su nombre indica es una planta de crecimiento rápido. En realidad se trata de uno de los mayores logros de la ingeniería genética de la Federación: una sola planta puede reproducirse y colonizar varias hectáreas de terreno en solo unos meses. Es muy práctica para iniciar la formación de atmósferas en planetas áridos.
  - De modo que vamos a ser agricultores...
  -Así es, pero antes de irnos a Gaubur, haremos otra visita al viejo. Necesitaremos más agua.
  Me imaginé viajando por el espacio cargado con un par de cántaros de agua. A veces estas cosas tan avanzadas de las civilizaciones galácticas se mezclaban con anacronismos impensables como el hecho de viajar a pie o trabajar en condiciones artesanales...pero, en fin, parece que a ellos les gusta así.
  Tuvimos que desandar prácticamente todo el camino. Así, volvimos a pasar por los terrenos de las plantaciones, y por el paisaje desértico que habíamos recorrido al arribar al planeta. Unas cuantas horas de marcha más tarde, volvimos a vislumbrar en lontananza la contrahecha cabaña del viejo.
  Cuando llegamos, repetimos el mismo ritual. Nos sentamos en silencio en aquellos taburetes de piedra, mientras el anciano "despertaba" de su meditación. Cuando lo hizo, y tras mirarnos apreciativamente, se puso en pie y se dirigió al interior de su vivienda, para reaparecer al cabo de unos minutos con los consabidos cuencos de madera.
  Bebimos en silencio, como era costumbre, y en seguida una indescriptible sensación de frescura y bienestar me invadió totalmente. Ya había olvidado las propiedades del aquel agua milagrosa. Una serie de imágenes desfilaron por mi mente como ocurriera la vez anterior, y mi cuerpo parecía cobrar un nuevo vigor a cada sorbo. Desapareció todo dolor y molestia y cada fibra, cada tejido, cada órgano, pareció renovarse cual si un cuerpo nuevo se estuviera formando dentro del antiguo.
  Esta vez no hubo despedida ni ceremonias. Cuando terminamos de beber, me di cuenta de que el viejo había vuelto a su trance y se había desentendido de nosotros. X ya se había puesto en pie y reiniciaba la marcha.
  Caminé tras él mirando a mi alrededor, como intentando fijar en mi retina todos los detalles posibles de aquel mundo que quizá no volviera a ver. Era un poco decepcionante el pensar que aquel planeta, fruto de la labor de un compendio de tecnologías avanzadas, no se diferenciaba gran cosa de algunos de los rincones más vulgares e inhóspitos de la Vieja Tierra. Pensé que quizá no sabíamos valorar lo que teníamos en nuestro mundo y que, quizá, nuestro más humilde y mísero desierto pudiera ser un lujo para cualquiera de las civilizaciones que vivían en condiciones extremas a lo largo del  desabrido cosmos. Un poco más adelante, X se detuvo y, tomando su dispositivo, esperó a que me situara a su lado para activarlo. Nos marchábamos de aquel planeta, quizá para siempre...
X activó el cacharrito y nos pusimos en marcha hacia la negrura del infinito. Como desde la lejanía, oí la voz de X que me decía:
-Por cierto, también necesitarás uno de estos...

continuará

Foto: Juann 

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4 comentarios:

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  2. Me ha encantado la imagen del viaje galáctico con los cántaros de agua :-D
    Y me he quedado superintrigada con el final. ¿Qué será lo que también necesitará el viajero? y sobre todo, ¿no se lo podía haber dicho antes, el marcianito dichoso?

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  3. Al final no fue necesario lo de los cántaros, pero sí llevan suficiente agua. Lo que nacesitará pensé que era evidente, pero al releerlo me doy cuenta de que no queda muy claro, como tú bien dices. No obstante, pronto quedará claro. Aunque pensé que el relato estaba llegando al desenlace final, me he dado cuenta de que todavía les quedan unas cuantas aventuras a estos dos. Así que aún queda Intro para rato. Thank you

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