martes, 30 de abril de 2013

La conquista de Venus y Marte (II)



 

¿"Wet workshop" o "Dry Workshop"?
  El concepto de wet workshop se ha barajado en distintas ocasiones como posibilidad de aumentar el espacio útil en misiones de larga duración. Se trata de reutilizar como habitáculo alguna de las partes de la nave destinadas a contener depósitos de combustible, una vez agotados estos. En la mayoría de los casos, estos componentes se consideran desechables y se separan de la nave después de su utilización, cayendo en la atmósfera y desintegrándose en ella. Pero para la misión que nos ocupa se propuso que, una vez  la etapa superior del Saturno V (Saturno IV B) hubiera agotado sus depósitos tras impulsar al conjunto en la trayectoria a Venus, se procedería a desalojar los restos de combustible que permanecieran en aquellos para que, posteriormente, la tripulación pudiera instalarse en ellos junto con el material y suministros previamente almacenados en el módulo superior. Esto proveería de un enorme desahogo a la tripulación, dado que el exiguo espacio de la cápsula de mando no hubiera permitido una estancia tan prolongada en el espacio. Suponemos -y esto es una opinión personal- que los dispositivos de desalojo del remanente de combustible no serían demasiado eficientes, quedando restos del mismo, al menos en los primeros momentos, y de ahí la denominación de "taller mojado".
La hora de la comida en el Skylab

sábado, 27 de abril de 2013

Noticias del Espacio XI. Astronauta contra Robonauta

Image Credit: NASA


Astronauta contra Robonauta
(Luchando por el "espacio")

  Después de una sesión de ensayos de operaciones con el Robonaut 2 controlada por el personal de Tierra, el Ingeniero de Vuelo Chris Cassidy, de la Expedición 32 pasó unos divertidos momentos con el robot en el Laboratorio Destiny, uno de los talleres a bordo de la ISS (Estación Espacial Internacional) en la órbita terrestre.

Robonaut 2 es el primer robot humanoide que viaja al espacio y el primer robot construido en los Estados Unidos que visita la estación espacial.

Saber más:

jueves, 25 de abril de 2013

La Biblioteca oculta de Zöor (VII)


"...Y me dijo que hubo Seis Días en el mundo. Y que el Primer Día, después de la creación del Mundo, la Humanidad fue creada por la Gran Mano. Pero los humanos olvidaron a la Gran Mano y lucharon entre sí por el gobierno del  mundo. Durante el Primer Día los humanos usaron la violencia y la maldad para aniquilarse mutuamente y estuvieron a punto de destruir también el mundo. Hubo un hombre, sin embargo, que consiguió desterrar la violencia y el odio con sus enseñanzas. Algunos pensaron que era el hijo de la Gran Mano y le adoraron como a un Dios. Y la Gran Mano volvió a ser conocida y a gobernar el Mundo a través de los Siervos de la Gran Mano. Aquel hombre consiguió enviar al cielo un rayo más rápido que la luz. Los demás hombres y mujeres aprendieron a dominar ese rayo y a construir máquinas que cabalgaban sobre ese rayo. Y Empezó el Segundo Día. Durante el Segundo Día los humanos ya no lucharon entre sí y dedicaron sus fuerzas a conquistar otros mundos. Algunos nacieron en esos mundos y ya el mundo no fue uno sino muchos mundos.

lunes, 22 de abril de 2013

Comentarios. "La Clave", de Isaac Asimov (parte III)

[Advertencia: Si bien esta es la continuación del "Comentario (parte I y II)" sobre el relato "La clave", de Isaac Asimov, esto no es ni comentario ni reseña, sino directamente una pieza de ficción, inspirada por el contenido de aquel. Todo lo que aparece a continuación es completamente imaginario, a excepción del dato -real- de que en la Universidad de Boston se guarda un completo archivo con toda la obra - además de notas, cartas, etc...- del eminente escritor, y la referencia a MULTIVAC, computadora ficticia que aparece en algunos relatos del autor. ]


    Multivac, en el universo asimoviano, era una supercomputadora que ocupaba un extenso espacio en algún remoto y secreto sótano de quién sabe qué departamento gubernamental, y que tenía la misión de ayudar a la humanidad a resolver sus problemas y necesidades gracias a su potente complejo MÚLTIple de Válvulas de vACío. Algunos años después de la muerte del llorado maestro, algún ignorado genio de la Universidad de Boston, donde se conserva el archivo Asimov, tuvo la brillante idea de construir un superordenador en el que se guardaría toda la obra y pensamiento del admirado escritor y al que se dotaría de un programa que lograría imitar la personalidad del mismo, de manera que se pudiera interactuar con la máquina como si se estuviera ante el mismísimo Isaac. La finalidad de tal idea no era otra que demostrar las posibilidades de la emergente Inteligencia Artificial y, de paso, contar con el asesoramiento del ordenador para diferentes propósitos como si el propio Asimov se sentara aún en el Consejo de Gobierno de la Universidad. Incluso algún malpensado llegó a opinar que los promotores de la idea pretendían que la máquina escribiese un libro como si de una obra póstuma del maestro se tratara, lo cual, unido a la curiosidad y el morbo que ello generaría, podría reportarles pingües beneficios. Pero, después de todo, aquello no tuvo una gran utilidad y hoy en día la MULTIVAC de Boston no es sino una mera curiosidad incluida en las visitas guiadas a las instalaciones de la Universidad.

sábado, 20 de abril de 2013

Intro XXIII



  

 -¿Cómo que falta un elemento? Parece que estuvieras hablando de los cuatro elementos clásicos: el agua, el ai… ¡Ah! ¡Claro, eso es! Te refieres a que tenemos que reunir los cuatro ingredientes primigenios de la Naturaleza que describieron los antiguos griegos. Pero, ¿qué tiene eso que ver con nosotros?
  -Bueno, parece que empiezas a pensar con un poco de sensatez, aunque tu cerebro humano sigue funcionando con extrema ingenuidad.
  La idea de los cuatro elementos o principios clásicos no fue más que un intento de los antiguos filósofos presocráticos – y de los de otras culturas primitivas- para describir o explicar la complejidad de los elementos químicos de la Naturaleza, antes de que se tuviera noción de los mismos. Pero, además, tenía el acierto de que también hacía referencia a los cuatro estados de la materia –gas, sólido, líquido, plasma- y a los elementos necesarios para algunos procesos naturales. Si pudieras dejar de lado, por un momento, tu enfermiza tendencia a pensar a base de ideas preconcebidas, te darías cuenta, por ejemplo, de que estos elementos son los necesarios para la vida de las plantas, que es, al fín y al cabo, el principio de la vida en general, ya que estas son el primer eslabón de la cadena trófica.

lunes, 15 de abril de 2013

El monstruo del Mar Caspio

¿Es un barco? ¿Es un avión? No, es un Ekranoplano.
KM

  Rostislav Evgenievich Alexeyev, nacido el 18 de Diciembre de 1916, Novozybkov, antigua Provincia de Chernigov  y fallecido el 9 de Febrero de 1980 en Gorky, URSS) comenzó su carrera diseñando hidroalas, embarcaciones que, por medio de un ala o plano de sustentación sumergido, conseguían elevar su casco por encima del agua pudiendo alcanzar mayores velocidades que los barcos convencionales al minimizar el rozamiento y, por tanto, la resistencia al avance. Intentando optimizar el rendimiento de este tipo de aparatos, llegó a la conclusión de que el siguiente paso debía ser elevar el navío por encima del agua completamente, es decir, sin tocarla. Así, inventó y diseñó los primeros ekranoplanos del mundo. Los logros de Alexeyev han sido equiparados a los de Tupolev, en el ámbito de la aviación, y Korolev en el de los vuelos espaciales. Su trabajo, mantenido en secreto durante la guerra fría, se dio a conocer internacionalmente tras la caída de la Unión Soviética.

domingo, 14 de abril de 2013

El beso del Príncipe ( y V)



  
  En el momento en que se giraba para volver sobre sus pasos, Prince notó un ligero temblor. Su formación científica empezó a generar en su subconsciente la idea de un fenómeno sísmico, aunque mezclada con la sorpresa por el hecho de que un astro tan pequeño como Rea reuniera las condiciones geológicas para poseer actividad telúrica. Sin embargo, su entrenado instinto de astronauta le sugirió un movimiento de tipo mecánico. Algo se movía en aquel extraño lugar. La vibración fue in crescendo y todo a su alrededor parecía temblar. "Estas máquinas están cobrando vida"-pensó Prince con una punzada de temor-.
  Por un momento dudó si correr hacia la puerta para intentar ponerse a salvo o quedarse donde estaba. La opción era clara: estaba allí para investigar, luego no iba a perderse lo único interesante que, quizá, ocurriera en aquel viaje. Volvió a su posición en el centro de la sala y contempló como, ante él, el suelo se abría y emergía de él una especie de metálico féretro con una cubierta traslucida que emitía una luz espectral. Cuando el objeto se detuvo, parecía efectivamente un ataúd reposando sobre un zócalo. Se acercó y pudo observar como la empañada cubierta se iba aclarando poco a poco. Aquello podía ser un dispositivo de animación suspendida como el que él mismo había utilizado en su viaje, pero mucho más avanzado. Él había dormido durante cuatro años. Pero aquello, ¿cuánto tiempo llevaría allí? Quizá había viajado por el espacio hasta encallar en aquella perdida luna. Quizá llevaba miles de años enterrado bajo el hielo de Rea.
  Cuando la cubierta quedó totalmente transparente, una conmovedora imagen se mostró a los ojos de Prince. Cansado, debilitado por el largo viaje, más lejos del hogar de lo que nunca ningún ser humano hubiera estado, aterido de frío, hambriento y asustado, se sintió, sin embargo, el hombre más afortunado del mundo por poder vivir ese momento: un extraño ser,  de cautivadora belleza, yacía en el interior de aquel magnífico túmulo. Aquella criatura, extremadamente delgada y de largos aunque bien torneados miembros, con una piel brillante de un blanco níveo, yacía como dormida en su ancestral lecho. Su sereno rostro, con los ojos cerrados y con unos carnosos labios levemente proyectados hacia delante, como si estuviera a punto de decir algo - o de dar un beso- sugería el sueño más que la muerte, a pesar de que aquel lugar semejara un elegante mausoleo.

sábado, 6 de abril de 2013

La conquista de Venus y Marte




  Cualquiera podría pensar que los siguientes pasos en la exploración humana del cosmos deberían ser la conquista de nuestros planetas vecinos Venus y Marte. Ciertamente, por "cercanía", así debiera ser. Pero hay que tener en cuenta que las distancias en el espacio interplanetario son de una magnitud mucho mayor que la que nos separa de nuestro satélite. Así, con la tecnología que nos llevó a la Luna en un viaje de una semana aproximadamente, incluyendo ida, vuelta y estancia, no tardaríamos menos de cuatro meses en llegar a Venus y entre seis y siete a Marte (solo ida). Alguien puede pensar que es demasiado tiempo y que ello se debe a que se utilizan órbitas que economizan combustible, lo cual es adecuado para sondas automáticas, pequeñas, con poca capacidad de almacenamiento de combustible y sin prisa por llegar. Y que en el caso de un vuelo tripulado primaría la rapidez, y se podría dotar de grandes depósitos a una nave igualmente grande, ensamblada en órbita después de varios lanzamientos. Cierto. Pero, en cualquier caso, no se puede hacer un "disparo" directo a Marte o Venus, ya que los planetas también se mueven muy rápido y cuando la nave llegara allí, el planeta ya se habría ido. Así, en realidad, cuando se lanza una nave hacia un planeta, lo que hay que hacer es impulsarla a una trayectoria de "persecución", la cual dirigirá al aparato al lugar donde se encontrará el planeta en el momento calculado. Sin contar con que, para la cita orbital, la nave deberá frenar, puesto que de mantener su velocidad de crucero, pasaría de largo. Ello requiere más gasto de combustible y más tiempo. Por ello, hay que diseñar viajes en los que todos estos parámetros queden equilibrados. En los vuelos interplanetarios podríamos decir que "no por correr más, vas a llegar antes".