domingo, 17 de marzo de 2013

Intro XXII




  Volvimos a la carretera. Estuve tentado de preguntar a X si no había en aquel mundo algún otro medio de transporte aparte de ir a pie, pero no quise dar sensación de debilidad para no ser objeto de sus mofas. Al fin y al cabo, reconocí, no estaba en absoluto cansado.

  Tras un buen rato de marcha observé como el paisaje iba de nuevo cambiando. Ya no estábamos en una región de vergeles y campos cultivados. Ahora nos internábamos en una zona montañosa y despoblada de vegetación. En una curva de la carretera, X tomó un desvío, un polvoriento camino de tierra que llevaba a la cima de una pequeña colina.

  En ella, una sólida construcción de piedra que recordaba a las antiguas torres de vigilancia medievales, se erguía solitaria.

  -¿Por qué no estoy cansado? ¿Por qué no tengo sed ni hambre? -le espeté súbitamente a X, tal como me vino a la cabeza-. Llevamos horas y horas deambulando por este pedrusco galáctico sin descanso. Cuando nos hemos detenido ha sido para trabajar. No hemos dormido desde no sé cuándo…

  -Vaya si eres torpe. No pensé que tendrías que preguntármelo. Te podías haber dado cuenta por tí mismo. Este viaje que estamos haciendo no está al alcance de cualquiera. Hay que ser muy fuerte y resistente. La raza de la que provienes es muy débil. Necesitáis respirar constantemente para mantener el proceso de oxidación necesario para el metabolismo; necesitáis comer cada pocas horas para tener ese saco insaciable que llamáis estómago, siempre lleno; necesitáis aportar agua al organismo con frecuencia, pues vuestra capacidad de hidratación es muy deficiente. En fín, y os movéis en unos márgenes de temperatura y presión muy estrechos. O sea, que sois muy delicaditos: en cuanto salís de vuestras idílicas condiciones, quedáis inservibles. Bueno, y no hablemos de vuestro sistema inmunológico: una barrera de risa  para cualquier microorganismo de unos planetillas que yo me sé y a los que no te he llevado porque no hubieras aguantado ni un asalto.

  Por eso, te hemos hecho evolucionar, para ponerte al día. Que te hemos hecho una actualización, vamos. Cuando una raza viaja por el cosmos, va evolucionando y sus individuos se van adaptando a múltiples condiciones, ampliando sus márgenes de tolerancia. A tí te hemos hecho evolucionar por la vía rápida. Seguramente no recuerdas nada de algunos de los lugares que hemos visitado. En Estedena 57, por ejemplo, recibiste un completo tratamiento de mejora, incluyendo sustancias nuevas que tu organismo no podía producir. Si no fuera por eso, te hubieras asfixiado en algunos de los planetas en que hemos estado, te hubieras achicharrado o muerto de frío en otros. Hubieras muerto aplastado por la presión en las densas atmósferas de algunos lugares que hemos visitado... Y ahora sólo necesitas un poco del agua y del aire rico en elementos de este planeta, para subsistir. Pero pensaba que todo esto ya lo habrías descubierto tú solito...

- ¡Vaya!-exclamé con una boba sonrisa. -Entonces esto  lo explica todo. Me he convertido en una especie de superhombre.

- Bueno, bueno...para el carro. No te ilusiones demasiado. Solo han sido unas pequeñas mejoras- repuso X con displicencia-.  Esto ya está inventado- añadió, cambiando de tono-.En algunas pelis de las vuestras se ve lo de la evolución inducida, pero con tintes demasiado fantásticos.

  Mientras tenía lugar esta animada conversación, habíamos alcanzado la cima del cerro, formada por un pequeño calvero, y nos acercamos decididamente a la torrecita que lo dominaba. Una entrada coronada por un arco, sin puerta, daba acceso a la misma. Nos internamos en la penumbra y pudimos ver una figura encapuchada, cubierta por un túnica de tejido basto -y bastante sucio- sentada a una mesa confeccionada con gruesos tablones. El hombre, o lo que fuera, estaba sentado en silencio, en actitud pensativa u orante, con las  manos ocultas en las anchas mangas de su hábito.



  Esperamos de pie, en silencio, durante unos minutos, a ver qué pasaba, pero no ocurrió nada. Intrigado, le pregunté a X:

  -¿Qué pasa? ¿Está meditando y no podemos interrumpirlo?

  -No, se ha dormido. Es que hemos tardado mucho.

  Cuando terminó de decir esto, se acercó a la mesa y dio unos golpecitos con los nudillos sobre ella. El encapuchado despertó y con un pausado movimiento dirigió su mirada hacia nosotros. Aunque era difícil ver su oculto rostro en aquella penumbra, me pareció vislumbrar una faz cadavérica recorrida por extraños reflejos verdosos. La visión duró solo unas décimas de segundo, pero fue suficiente para provocarme un escalofrío.

  A continuación, puso sobre la mesa dos pequeños objetos que escondía en su mano y los empujó hacia nosotros. Parecían  piedras, pero con cierto brillo. Quizá  diamantes.

  - Vamos, coge uno -me urgió X en un susurro-.

  Lentamente, me acerqué a la mesa y cogí una de las piedras, sin quitar ojo al personaje que tenía enfrente, temiendo, no sé por qué, alguna inesperada reacción por su parte. Pero ya había vuelto a su anterior posición. Parecía que se había quedado dormido otra vez. X cogió la otra piedra y, empujándome suavemente hacia afuera, me indicó que saliera de allí.

  Una vez fuera, aunque de nuevo mil preguntas bullían en mi cabeza, X no me dio opción a hablar. Cortante, dijo:

  -Bueno, ya solo te falta un elemento.

 continuará


anterior                                               siguiente

2 comentarios:

  1. Menudo macarra está hecho el marcianito. Más borde que una esquina. Pero sigue teniendo mucha gracia. Me encanta.
    Oye, es verdad que los humanos sois unos endebles, ¿eh? :-D

    Quedo expectante una vez más...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De nuevo he de entonar
      un mea culpa sumario:
      he olvidado contestar
      tus cumplidos comentarios.

      Así que reconozco,
      retengan este dato,
      que por ello he quedado
      a la altura de un zapato.

      Perdón por la tardanza, pero ando últimamente un poco despistado en las cosas de blogs y demás...
      Sí, es verdad, somos unos mindundis, no valemos ni para recorrer un año luz. Cuando nos encontremos con la gente de la galaxia, las borderías de X no van a ser "na" comparadas con lo que nos van a decir...
      Saluditos. Hasta pronto.

      Eliminar