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En ese momento Davenport explica a su jefe, Ashley, que se le ocurrió ir
a visitar a Wendell Urth, profesor universitario que dio clase a Jennings, y al
que conocía bastante bien. Dado que ambos compartían la afición por los
acertijos, quizá aquel pudiera darles alguna pista sobre lo que el difunto
geólogo quiso dar a entender en su críptico mensaje. Pero
como comprendió Davenport en aquel mismo instante, el mensaje decía
precisamente eso: Ir a Urth, ya que la parte derecha del mensaje mostraba una
flecha apuntando al símbolo de la
Tierra. El nombre de esta en inglés -Earth- tiene una pronunciación muy parecida a la del apellido del
viejo catedrático. Ashley, que prefería una interpretación más directa del
mensaje, reluctante, insistía en que esos símbolos podían más bien hacer
referencia a un lugar en el que la
Tierra se viera justamente en el cenit. Pero claro, esto solo
puede ocurrir en el ecuador lunar. Aunque, como se verá, también llevaba algo
de razón.
Así pues, en el siguiente capítulo, ambos investigadores se presentan en
la residencia del viejo y rechoncho Wendell Urth. Este, al principio, no parece
muy entusiasmado por la idea de descifrar el mensaje ya que, según confiesa, es
un galimatías que no le dice nada. Pero, al poco, quizá contradiciéndose, y
enervando al impaciente Ashley, explica que aunque no encuentra ningún sentido
a los símbolos del mensaje, sí comprende el significado del mismo. Así, explica
a los detectives que el propio mensaje es en sí la respuesta: la clave. Les
explica cómo un antiguo matemático renacentista, admirado por Riccioli, el
primer encargado de confeccionar un mapa de la Luna, llegó a dar su nombre al que entonces se
creía el mayor cráter lunar -al menos de la cara visible-. Chistoph Klau
(pronunciado "klou" y muy parecido a "clue" [pista en inglés]) había latinizado su
apellido, como era costumbre en la época, pasando a ser conocido como Clavius,
muy parecido a clavis (en latín,
clave). Por tanto, según Urth, Jennings, que, aunque aficionado a los acertijos
y pruebas de ingenio, no era muy hábil en ese campo, había conseguido sin
embargo, en esta ocasión, quizá ayudado por las propiedades del dispositivo
alienígena, crear un acertijo genial, simple y efectivo. Urth estuvo, además,
de acuerdo con Davenport en que el
símbolo de la parte derecha del mensaje instaba a ir a verlo a él, como habían
hecho, pero además indicaba una precisión sobre la localización del escondrijo:
ya que en la Luna
no hay ninguna protección atmosférica contra la dañina radiación solar, se
supone que alguien que ha de estar mucho tiempo en la superficie selenita habrá
de buscar la protección de las sombras, para mitigar este efecto. Además, se da
la circunstancia de que en las latitudes altas -cercanas a los polos- donde el
sol se haya relativamente bajo en el horizonte, hay zonas de sombra perpetua,
como la cara interna de las paredes de los cráteres. Por ello, y coinciendo en
parte con la hipótesis de Ashley, su dictamen final fue: "—Le sugeriría
buscar en el borde en sombras de Clavius, en el punto donde la Tierra está más cerca del
cénit."
Y ya está, solucionado...
Sin embargo...
Cuando leí por primera vez este relato, en mi juventud, me pareció una
resolución genial y perfecta. Pero ahora me da la impresión de que falta algo.
Parece como si el desenlace del cuento fuera muy brusco, sin desarrollarlo lo
suficiente. ¿Y para qué tanto trabajo con la interpretación previa de los
símbolos que intentan Ashley y su ayudante?
Creo que quizá Asimov podía haber realizado una historia más elaborada,
al menos en lo referente a la solución final, pero que, acuciado por las
limitaciones impuestas para la
publicación de aquella en F& SF -no olvidemos que se trata
de una revista de relatos breves-, decidió acortarla y cerrarla con este final
que, sin dejar de ser genial, creo que deja algunos cabos sueltos. A partir de
aquí intentaremos seguir esos hilos e intentar llegar a la madeja de lo que
podía haber sido la "La
Clave". (Debo advertir que lo que viene a continuación
no son más que especulaciones basadas en la lectura del relato original y que
no poseen ningún otro fundamento).
Opino que la intención del autor, y por ende de Jennings, el personaje
que esconde el objeto extraterrestre y redacta la pista o clave para hallarlo,
era, además de dejar un mensaje fácil y claro, aumentar las posibilidades de
éxito en su interpretación por medio de la redundancia, es decir, ofreciendo la
posibilidad de alcanzar la misma solución por otras vías. La parte izquierda
del mensaje, la de los "cráteres" nos da una primera sugerencia: es
muy buena la interpretación de Ashley y Davenport adjudicando el nombre de un
lugar (un cráter) a cada símbolo, pero podría verse de otro modo: son siete
símbolos que podrían corresponder a siete caracteres o letras. Conocida la
inclinación de Jennings por los acertijos y asumiendo que uno de los más
extendidos es el de los anagramas, aquí encontraríamos algo parecido:
XY2, como ya explicamos, se referiría a Alphonsus, lo que nos brinda la A.
PC/2. En la tabla de los elementos, si a partir del fósforo(P, elemento
15), contamos 6 (número del carbono -C-), pero separando 2 gases (cloro y
argón), alcanzamos el elemento 23, Vanadio, lo que nos da la V.
Uno de los argumentos en que insiste el relato es que los
"ultras" adolecían de una mentalidad muy rígida. Una prueba de
flexibilidad sería considerar que no todos los símbolos tenían que referirse a
localizaciones lunares.
El siguiente símbolo parece el signo "igual", pero las líneas
son quizá demasiado largas. Quizá sean solo eso, líneas (lines), lo cual nos
dejaría una L.
Para el siguiente símbolo F/A, nos explican que podría tratarse de la
fórmula de la masa, ideada por Newton: Fuerza dividida por aceleración. Pero la
masa puede también ser entendida como
Inercia: a mayor masa, mayor resistencia a la aceleración (Inertial
mass). Esto nos proporciona una I.
El símbolo SU es interpretado como Soviet Union por los protagonistas,
lo cual puede ser correcto, pero empiezan a divagar sobre los cráteres de la
cara oculta, debido a que fueron los soviéticos los primeros en observarla con
sus sondas, pero esto no parece tener mucha relación con el tema que nos ocupa.
Si hablamos de la extinta Unión Soviética y su relación con la exploración
espacial , probablemente nos venga a la cabeza el Sputnik, primer aparato
humano que alcanzó el espacio. Esto nos proporciona una S.
Los restantes símbolos son fáciles de interpretar: C-C, representa
evidentemente un tipo de enlace (Bond), concretamente un enlace Covalente
(Covalent Bond). Ello nos facilita una C
(a la que también se llegaría por el elemento representado: Carbono). Y, por
supuesto, el último símbolo, el del planeta Urano, no deja lugar a dudas: nos
proporciona la U. Por tanto,
tenemos: A V L I S C U. Probando unas cuantas combinaciones, cualquiera puede
llegar a la solución: C L A V I U S.
Misma solución, pero por otro camino.
Sin embargo, de nuevo la duda acude a mi mente. Clavius es un enorme
cráter de más de 200
kilómetros de diámetro. Aunque busquemos en la cara
interna de la pared norte del cráter, como se sugirió anteriormente, y aunque
nos orientemos por la posición de la
Tierra, queda aún una amplia zona a investigar. Debe haber
otro dato que nos ayude a precisar más el lugar que buscamos.
Sólo se me ocurre una cosa: preguntarle al propio Asimov. Sí, ya sé que
el bueno de Isaac nos dejó hace ya algunos años, pero quizá podamos hablar con
él de todos modos...
continuará
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Pues venga, pregúntale, porque yo me he perdido...
ResponderEliminarTe comprendo. Es fácil perderse en las Luna. Y en un cráter tan grande como Clavius. Y sobre todo, con un "guía" al que no paran de ocurrírsele ideas descabelladas como que Asimov dejó un acertijo encriptado en este cuento, para que generaciones futuras se rompieran el "coco". Y eso que él mismo dio la solución...
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