lunes, 25 de febrero de 2013

Colores en el más interior de los planetas

Noticias del Espacio IX
Colores en el más interior de los planetas



  Esta colorida vista de Mercurio fue creada usando imágenes  obtenidas durante la operación de captación de imágenes para la elaboración del mapa base en color del primer planeta, en el ámbito de la misión principal de la sonda MESSENGER.

  Estos colores no son los que Mercurio mostraría al ojo humano, pero facilitan la apreciación de  las diferencias químicas, mineralógicas y físicas entre las rocas que conforman la superficie de Mercurio


Image Credit: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie Institution of Washington



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domingo, 24 de febrero de 2013

Un regalo para Leonardo (VI)

La Biblioteca Oculta de Zöor IV (6)
Un regalo para Leonardo, 6ª parte



  Un sonido apabullante se generó en algún lugar tras él. Su pequeño navío celestial, haciendo acopio de la poderosa fuerza que atesoraba, parecía enloquecer y querer aumentar su velocidad aún más, despreciando la ya tremenda celeridad con que se movía. Pero el impulso era opuesto: en lugar de sentirse hundido contra el respaldo de su asiento- señal inequívoca de movimiento de avance-, esta vez ocurría lo  contrario, sintiéndose impelido hacia adelante y fuertemente sujetado por los cinturones que abrazaban su torso. En realidad, la nave estaba frenando. Leonardo, que tras su viaje de varias horas ya se había familiarizado, aun de forma rudimentaria, con la mecánica orbital, era consciente de que el poder de mantenerse en órbita se generaba, obviamente, por la aterradora velocidad de que se había dotado al vehículo, lo cual hacía que fuera escapando de la tendencia a caer de nuevo hacia la Tierra a causa de la poderosa fuerza de atracción de la misma. Entonces pensó Leonardo que, si la nave frenaba, no hacía otra cosa que dejarse caer hacia la bendita Tierra. Un incipiente brote de pánico comenzó a formarse en su conciencia. Cuando abandonó la Tierra, lo hizo abrazado a las garras del enorme pájaro que lo alzó a los espacios de forma relativamente suave. Pero ahora no había ningún pájaro que lo protegiera y lo depositara suavemente en el suelo, ya que había sido abandonado a sus propios medios. De modo que, aceptó, la única forma de volver a la superficie terrestre era dejándose caer hacia ella...

sábado, 23 de febrero de 2013

Comentarios."La Clave", de Isaac Asimov (parte I)



  Siendo este un blog que frecuenta los temas de la Ciencia Ficción, era obligado que, más tarde o más temprano, le dedicáramos un articulito al gran Isaac. Como buen aficionado al género, naturalmente, lo he leído con amplitud y no puedo negar que, por variadas razones, es uno de mis autores favoritos. Lo que ocurre, sin embargo, con el viejo maestro, es que su figura es tan enorme y abarcó tantos campos, que el de la ciencia ficción queda convertido en tan solo una parte de su dilatada trayectoria literaria.



  Sin embargo, algunos de los más grandes logros del ideario fantacientífico se los debemos a él: las famosas Leyes de la Robótica, las civilizaciones galácticas, la evolución de la inteligencia artificial y otros muchos temas menores tan bien desarrollados por el patilludo profesor.

sábado, 16 de febrero de 2013

Intro XXI



  
  Durante un tiempo indeterminado –quizá una hora, quizá varias- trabajamos en silencio. Era muy tranquilizador y relajante aquel trabajo mecánico pero delicado. Yo, que nunca me había dedicado a la jardinería ni a la agricultura, comprendí entonces esa calmosidad de que hacían gala en su labor las personas que se ocupaban en este tipo de actividades.

  El silencio y el pausado trabajo me hicieron entrar en un estado meditativo que hizo vagar mi mente, de nuevo, por todas aquellas cuestiones que habían surgido durante el viaje. Busqué con la vista a X, con intención de comentarle algunas ideas que acudían a mi cabeza, pero se encontraba muy alejado, a varias hileras de distancia, trabajando concentradamente a su vez, probablemente sumido en quién sabe que inextricables reflexiones.

  Las plantas parecían revigorizarse con los cuidados que se les aplicaban y, de hecho, en más de una ocasión me pareció que “crecían” ante mis ojos, aunque intenté convencerme de que aquello debía ser una ilusión óptica provocada por la continuada concentración en el trabajo. Era evidente, en cualquier caso, que aquellas gruesas ramas improductivas, carentes de hojas, no hacía sino restar fuerza a las demás, finas y estilizadas, y con grandes hojas que intentaban erguirse en pos de la vivificante energía solar. 

sábado, 9 de febrero de 2013

Astroética



  Uno de los principales retos que se le presentan a la Humanidad en este siglo que acaba de empezar es la conquista del Sistema Solar. Hasta ahora, el hombre solo ha establecido su presencia en la órbita terrestre y en nuestro único satélite natural. Algo así como salir a la puerta de casa y cruzar a visitar al vecino de enfrente. Para estos pequeños viajes, el invento del cohete de combustible químico, como ya predijeran los antiguos teóricos, ha sido muy útil, pero para retos mayores, el clásico lanzador parece que se queda pequeño. Por ello, ya se está pensando en otras cosas...

  Pero lo que si está claro es que el coste astronómico, nunca mejor dicho -aunque me parece más adecuado "astronáutico"-, de estas excursiones, limita en gran medida las posibilidades de su desarrollo. Para el siguiente hito, la conquista de Marte, será necesario establecer bases permanentes en el Planeta Rojo, única forma de realizar misiones con un coste sostenible.  Incluso se habla de que los primeros visitantes al planeta vecino no podrán volver por sus propios medios, debiendo ser rescatados por expediciones posteriores, o debiendo producir ellos mismos el combustible para el viaje de vuelta, ya que sería prohibitivo, quizá incluso inviable en la práctica, un vehículo con capacidad para el viaje de ida y vuelta (otra solución sería enviar varias naves a la vez, o escalonadamente, pero también a un alto coste).

  Pero el establecimiento de bases permanentes y la síntesis de provisiones a partir de materias primas marcianas, no sería sino el embrión de una colonización efectiva, implicando, a la larga, la modificación -terraformación- del planeta.

El beso del Príncipe (III parte)



   
 
  Después de un par de horas de trabajo con el equipo de herramientas de que iba provisto el brazo extensible del Harrier, Prince consiguió abrir una notable brecha en la helada pared que le separaba de su objetivo. Pudo observar entonces un especie de  oscura oquedad más o menos ovalada y de la altura aproximada de una persona, bordeada de minúsculas lucecillas, algunas de las cuales parpadeaban rítmicamente como ya antes vislumbrara a través del hielo. Terminó de despejar el paso con sus herramientas de mano y se acercó al umbral. La puerta parecía estar constituida por una materia impenetrable a simple vista y, por tanto, buscó a su alrededor algún tipo de resorte o mecanismo de apertura. Al no encontrarlo, extendió su enguantada mano directamente al centro de la "puerta", para comprobar su textura. En el momento del contacto, todas las luces comenzaron a parpadear simultáneamente. Prince pensó que, de no ser por la ausencia de aire que transmitiera los sonidos, podría haberse oído el ulular de una sirena de alarma. Para su sorpresa, sin embargo, comprobó que su mano podía atravesar sin dificultad aquel oscuro pórtico. Al extraer su mano, la comtempló recubierta de una especie de sustancia plástica que se degradaba y evaporaba con rapidez. Probablemente se trataba de una protección biológica para mantener la asepsia del lugar.