jueves, 27 de diciembre de 2012

El beso del príncipe (II parte)



  
  El pequeño módulo respondía suavemente a los mandos que Prince empuñaba. Con breves chorros de sus minúsculos cohetes, se fue alejando de la influencia de la nave principal para dejarse caer en los casi imperceptibles tentáculos de la gravedad del pequeño astro que se hallaba bajo él. A unos mil metros de altitud sobre la superficie, el efecto caída, el tirón gravitacional, comenzaba a hacerse notorio y, por ello, los retrocohetes de frenado funcionaron automáticamente por primera vez. En ese momento, el detector de la radiobaliza que le había conducido hasta allí, empezó a palpitar con fuerza mientras una luz roja destellaba en el reducido tablero de mandos.  Estaba llegando a su destino.
  - Control, TM 15.05. Ya lo veo. Es como un montículo o promontorio, pero con una marcada forma de cúpula. No creo que sea una formación natural, pero está cubierto por una capa de hielo, como toda la superficie del satélite.
  Las comunicaciones con la Tierra no podían hacerse en tiempo real, ya que, dada la distancia, cualquier mensaje tardaría aproximadamente una hora y media en llegar a la Tierra, de modo que Prince no recibiría respuesta hasta tres horas más tarde. Por ello, sus mensajes se limitaban a una mera descripción del desarrollo de la misión, indicando el tiempo transcurrido de la misma en cada momento.
  Con suavidad y lentitud condujo su pequeño vehículo hasta las proximidades de su objetivo, el cual sobrevoló durante unos minutos para realizar un somero reconocimiento. No consiguió vislumbrar ningún indicio de entrada o puerta, pero vio unas grietas en una de las paredes de la irregular cúpula. Decidió descender frente a ese lugar.
  -Control, TM 21.10. Me dispongo a descender frente al objetivo. Son visibles unas grietas en una zona de la pared de la cúpula. El escáner indica posibles líneas de fractura en el hielo seguramente debidas a microescapes de presión. Ello indicaría la presencia de algo parecido a una esclusa de aire, con lo que cabe la posibilidad de que ahí se encuentre el acceso a la cúpula. Descenso en tres, dos, uno...OK. Aquí base Tranquilidad II.  El Harrier ha descendido.
 Con una leve sacudida, el pequeño módulo de descenso se posó en el helado suelo de Rea. Debido a las inesperadas circunstancias que se habían presentado, Rea se convertía en el segundo cuerpo celeste, tras la Luna, que era visitado por el hombre. La conquista de Marte, claro  candidato a ser el segundo paso de la humanidad en su periplo cósmico, no estaba prevista sino para la tercera década del presente siglo. Los diseñadores de la misión no habían podido sustraerse a la tentación de equiparar este nuevo e inesperado logro a la epopeya lunar, y habían previsto varias alusiones a esta en algunos momentos clave de la misión.

  Una vez realizadas todas las comprobaciones rutinarias acerca del estado del vehículo, Prince se dispuso a salir al exterior. El Harrier se abría frontalmente y no tenía más que deslizarse de su asiento con un pequeño impulso hacia delante. En la baja gravedad de Rea los saltos e impulsos debían ser muy comedidos, pues cualquier exceso podía llevarle a uno más lejos de lo deseado. Se aproximó con precaución a la pared del domo y caminó durante unos metros, observando la rugosa superficie helada desprovista de rasgos distintivos. Volvió al punto inicial para estudiar las grietas con más detenimiento y entonces observó algo sorprendente, aunque no del todo inesperado: unos leves destellos parapadeaban rítmicamente tras la gruesa capa de hielo.
  -Control, TM 33.35. Creo que he encontrado la puerta. Intentaré retirar el hielo con el emisor de ultrasonidos.

continuará


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2 comentarios:

  1. Parece una película, con su cliffhanger otra vez y todo...

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  2. La única idea original que contiene este relato (y es la que me impulsó a escribirlo) es el hecho de, con la tecnología actual de vuelos espaciales-excepción hecha del asunto de la hibernación-, poder enviar a una persona al sistema de Saturno. ¿Y para qué? Ah! porque hay una llamada... y ahí empieza todo lo no original del cuento. Espero que te esté gustando. Gracias.

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