miércoles, 25 de abril de 2012

De fulgurar triste la ciudad (III parte)

  Siempre creímos que el fin de la humanidad sería rápido, catastrófico, fulminante. Sin tiempo para reaccionar, para reponerse, para curar las heridas. Sin supervivientes. O acaso, con unos pocos, que, desesperados, deambularían en busca de, quizá, una explicación o un consuelo para acallar el lamento que de modo perpetuo  se instalara en sus almas.
  Pero nadie imaginó esta agonía lenta, esta acumulación de desastres que, sin matar, hiere una y mil veces el cuerpo maltrecho de la estirpe que se creyó dueña del mundo. La gente sobrevive, sigue luchando, pero sin horizonte. La supervivencia como un fin en sí mismo. Solo una enorme ciudad en la faz de la Tierra. Reducto del Hombre. Faro del mundo. ¿Pero no hay nada más allá?

  Hoy he notado un cambio. Me siento bien. Nada de secreciones, ni vómitos. Nada de hemorragias ni desmayos. Temo que mi cuerpo ha dejado de producir. Esta es la sensación que muchos narraron cuando se hallaban cerca del fin. Un espejismo. Entonces, la muerte me acecha; quizá esta noche. Quizá mañana.

  La esencia, esa medicina de la nueva era, esa panacea que unos cuantos desgraciados generaban en sus cuerpos, merced a una curiosa mutación, como subproducto del cáncer que les corroía, había supuesto la supervivencia de la mayoría de una población que, de otro modo, habría estado condenada a una extinción lenta pero inexorable. Ahora escaseaba porque ya quedaban pocos productores con vida. Los intentos de sintetizarla habían fracasado uno tras otro. La esencia necesitaba vida y necesitaba muerte. 

  El lecho maldito por el que fluía la vida de la ciudad, sus desgracias y sus tragedias, sus leves alegrías y ese compendio de almas descarnadas que se arrastraban por entre las rendijas diurnas, que se mezclaban con las sombras desnudas de la noche, se tragaba toda ilusión de futuro, toda esperanza de dicha, todo afán inocente.
CONTINUARÁ 





anterior                                           siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario